Incluso si aquellos que no creen no viven de acuerdo con los caminos y las enseñanzas de Dios, Dios suspende temporalmente la retribución por todas sus malas acciones hasta el día del juicio. Si nos descarriamos o somos engañados por mentiras, Dios nos da una oportunidad. para volver al camino correcto aunque Él nos disciplina (Hebreos 12:5-9). Nuestra vida, que estaba atada a la carne, se transformará gradualmente en una vida de anhelo por el cielo a través de ese proceso. Pero a aquellos que no se vuelven atrás, incluso después de muchas de esas oportunidades, a Dios ya no les importa y los deja solos, que es el momento más peligroso para el alma.

Dado que las leyes y los mandamientos son simplemente lo que Dios les ha mandado obedecer, no significa que debamos obedecerlos incondicionalmente. Ya sea un mandamiento o un pacto, el profundo amor de Dios que lo estableció está contenido en ellos. Solo para salvarnos, debemos dar las más grandes gracias a Dios que nos permitió vivir en el convenio al otorgarnos las ordenanzas.

En Samaria y hasta los confines de la tierra, en cualquier parte del mundo, los únicos seres que tenemos una relación con Dios somos nosotros que hemos hecho un pacto con Dios. Conduzcamos diligentemente a aquellos que no han tenido una relación con Dios al camino de la salvación para que puedan restaurar la relación de padres e hijos espirituales a través de la carne y la sangre de Cristo. De esta manera, os pido que os convirtáis en la familia de Sion que finalmente trae la graciosa noticia de que el evangelio mundial se ha completado a la Madre de Jerusalén.