En el Antiguo Testamento, Dios ha guiado a los israelitas a la tierra de Canaán.
Pero para ir a Canaán, necesitaban caminar en el camino desierto.
Ellos pensaban que pudieran entrar allá en unos días.
Sin embargo, se duró 40 años para llegar a Canaán.
Mientras caminaban, los israelitas que se quejaron de desobedecieron fueron destuidos en el desierto.

La historia del Antiguo Testamento es una sombra de esta época.
Y la tierra de Canaán representa al reino de los cielos en que vamos a entrar en un futuro cercano.
En esta época, también los que se quejan y desobedecen a la palabra de Dios nunca podrán entrar en el reino de los cielos.

He. 3:17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿no fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

Por lo tanto, para ser salvos y entrar en el reino de los cielos, sin falta debemos a la palabra de Dios absolutamente, aunque el cielo se ve poco lejos.

Hab. 2:3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.

Ya que Dios dijo que sin duda vendría, esperando a Dios, obedezcamos a la palabra de Dioa con la fe firme.